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Tragicomedia en imágenes

Tanto Obama como Trump son muy conscientes del poder que tiene su imagen y son expertos en utilizarla. En sus discursos presidenciales, Obama procuró representar el papel del tipo que sabe de lo que está hablando; Trump representa el papel del tipo que logra que las cosas se hagan.

Pero ni siquiera personajes públicos tan acostumbrados al manejo de masas están en control de su imagen todo el tiempo.



Esos momentos en que los poderosos bajan la guardia son oro para la prensa. Con frecuencia el desencadenante es otra personalidad igualmente fuerte.



A veces estos hombres fuertes sacan a relucir un lado poco visto en personalidades más contenidas.



Y tradicionalmente hemos podido ver el verdadero carácter de un hombre por el respeto con que trata a las mujeres.



Incluso cuando ambos hombres provocan desacuerdos, se advierten diferencias de matiz.



Está claro cuál de los dos inspira respeto.



Y está claro a quién no pueden soportar.



Y en sus momentos más extraños sentimos que por fin llegamos a conocerlos.



Hace unas semanas fue famosa la foto de la visita de Donald Trump al Papa Francisco. La atmósfera era para hacer una película de terror.


Pero no es nada personal. A Francisco le aburren todas las visitas.












Francisco, ¿necesitas vacaciones?

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